-Ártax... -susurró estranguladamente-. ¡Mi Ártax!
-¿Quieres hacer algo por mí todavía, señor? -preguntó el animal.
Atreyu asintió en silencio.
-Entonces márchate, por favor. No me gustaría que me vieras cuando llegue el último momento. ¿Me harás ese favor?
Atreyu se puso lentamente en pie. La cabeza de su caballo estaba ahora medio sumergida en el agua negra.
-¡Adiós, Atreyu, mi señor! -dijo Ártrax-. ¡... Y gracias!
Atreyu apretó los labios. No podía decir nada. Saludó una vez más a Ártax con la cabeza y luego se dio media vuelta y se fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario