No es la primera vez que el olvido nos tienta con su poder de seducción. Es fácil caer en la tentación de arrojar el pasado lejos de nuestra mente. Seriamos diferentes sin tantos traumas, sin los miedos de nuestra infancia, sin los recuerdos que atormentan el sueño.
Podríamos hacer tantas cosas con el poder del olvido. Ser todo, menos, nosotros mismos.
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